Bebí
un poco de agua y lentamente fui recordando ese maravilloso día.
-
Bien, lo que
pasó a continuación…
En el hospital yo solo dormía, era la única forma de
que todo pasase rápido. Mientras soñaba con mi bebé, una voz conocida me
despertó. Abrí los ojos y vi a mi hermana Giorgina y a Carrie, la hermana de
Tom, con una sonrisa y un montón de flores y peluches.
-
¿Cómo se encuentra hoy la futura mami? – dijo
Giorgina acercándose para darme un beso.
-
Ya sabes, como siempre. Me duele todo, el médico es
un imbécil y Tom no está. ¿Sabéis algo de él? – pregunté un poco triste.
-
Tranquila, vendrá. Sabes que no se lo perdería por
nada del mundo. Pero tiene compromisos. Recuerda, es un músico famoso – Carrie
me acarició el pelo para tranquilizarme.
-
Lo sé. Y gracias chicas, no sé qué habría hecho
estos días sin vosotras. Sin Tom ya es bastante duro, pero si encima faltarais
vosotras, me habría muerto de aburrimiento y habría acabado pegando al médico.
– dije mientras me incorporaba un poco.
-
¿Qué te ha dicho hoy el médico? – preguntó Giorgina.
-
Me ha dicho que de esta noche no pasa. Pero ya
veremos. Creo que el bebé está demasiado cómodo ahí dentro y no quiere salir. –
empecé a ponerme otra vez nerviosa.
-
Tranquila Gi. Seguro que esta noche es LA GRAN
NOCHE. – me hacía gracia que llamaran así a mi parto. Siempre que lo decían no
podía aguantar la risa.
-
¿Ves? Así está mejor. Vamos a ir a por un par de
cosas. ¿Podrás sobrevivir sin nosotras? ¿O te tenemos que atar a la cama para
que no pegues a nadie? – fue Giorgina la que sugirió tal cosa. Se miraron entre
ellas y salieron de la habitación riéndose.
Algo me estaban ocultando. Cuando se miraban entre
ellas y se reían nada bueno venía después. Pero bueno, no me importaba, si lo
pensaba empezaría a arrancarme el pelo. Empecé otra vez a pensar en las cosas
que me apetecía comer: helados, chocolate, tartas, hamburguesas, tortitas…
Me cansé de pensar en comida y me quedé dormida.
Pero no duró mucho. Tuve una contracción muy fuerte y me desperté gritando.
¡Nunca me acostumbraría a eso! ¡Qué dolor! Entró el médico, comprobó unas cosas
ahí abajo y me miró satisfecho.
-
Es la hora. – salió de la habitación e hizo unas
señas a alguien. ¿Sería la enfermera? Pero cuando vi quien entraba no podía
creerlo.
-
¿Qué haces tú aquí? ¿No estabas de gira? – le grité.
-
He vuelto hace un rato. Pero estabas dormida y no
quería despertarte. – dijo Tom entrando con su tierna sonrisa.
-
No es justo. Yo quería gritarte y enfadarme contigo
por no haber estado estos días aquí. Y tú apareces con esa sonrisa tuya tan
perfecta y me derrumbo. Muy injusto.
Se acercó a la cama y soltó una carcajada. Se acercó
a mí y me acarició el pelo mientras me daba un beso. Cómo me gustaban sus
besos, eran tan dulces. Después de dármelo, se acercó a mi enorme barriga, le
dio un beso y le susurró: “sal ya pequeño, tu papá está deseando conocerte”.
-
¿Cómo que pequeño? ¿Y si es una niña? – pregunté
dejándole un hueco en la cama para que se tumbara.
-
Si es niña, mejor. Así tendré a mi pequeña Gio y
podré abrazarla y besarla cada vez que su madre no quiera. – me guiñó el ojo.
-
Ni hablar. Besos y abrazos solo a mí. – le dije
abrazándome mucho a él, para que no hubiese ni un milímetro de espacio entre
nosotros.
-
¿No le podré dar besos a nuestra hija? – dijo
divertido.
-
Solo si no dejas de besarme nunca. – se acercó a mí
y me dio un beso que me pareció eterno y el que no quería que acabase nunca.
Pero en ese momento entró el médico.
-
Siento interrumpiros, pero la sala está lista y hay
que llevar a la madre allí. ¿Estás preparada para el último esfuerzo, Giovanna?
-
Nací preparada. – y volví a besar a Tom.
Dos enfermeras arrastraban la silla donde iba.
Intenté no mirar hacia los lados, siempre me había dado mucha vergüenza ese
tipo de situaciones. Abrieron una puerta y entramos. ¡Oh dios mío! Ahí estaba
la famosa cama donde tantas mujeres habían dado a luz antes que yo. Tom me
ayudó a levantarme y a ponerme cómoda en la cama. Cuando ya estaba lista, me
agarró la mano y no me la soltó en ningún momento.
Después de muchos gritos, esfuerzos, palabras de Tom
diciéndome que ya quedaba poco y palabras del médico diciéndome que solo
faltaba un empujón más, todo terminó. La sala se quedó por un instante en
silencio. Miré a Tom y vi que tenía los ojos vidriosos. Yo también tenía ganas
de llorar. Acerqué su mano a mis labios y la besé. Entonces se escuchó un
llanto. Era el llanto más ruidoso y más hermoso que había oído en mi vida. Me
intenté incorporar un poco y Tom me ayudó. No veía nada, estaban todas las
enfermeras por medio y no dejaban que mirase. Y entonces, llegó la gran frase que hizo que Tom y yo nos mirásemos y él me besase.
-
¡Enhorabuena! ¡Es una niña! – dijo el médico con un
pequeño bulto entre sus manos.
-
¡Una niña, Tom! ¡Una niña! – solté por un momento
las manos de Tom para poder coger a nuestro bebé.
-
Es preciosa, igualita a su madre. – dijo Tom acercándose
para darle un beso en su pequeña
cabecita.
Era perfecta, y era nuestro bebé. Habíamos estado
esperando nueve meses y por fin tenía a la cosa más bonita del mundo entre mis
manos. Miré orgullosa a Tom y dejé que cogiera a la niña.
-
Bienvenida al mundo, Carol. – dijo Tom cogiendo la
manita de la pequeña.
-
¿Carol? – pregunté yo.
-
¿Te gusta?- me volvió a colocar a nuestro bebé
entre mis brazos.
-
Me encanta. – volví a mirar al bebé. – Te acabo de
conocer, pero ya me he enamorado de ti, pequeña. – le di un beso en su nariz.
Miré hacia Carol
y vi que en su expresión había tristeza y alegría. Tenía ganas de levantarme y
abrazarla, pero mi cuerpo me lo impedía. Ella lo notó y se levantó. Había
echado demasiado de menos sus abrazos.
Vale con este fic no hay capitulos que no llore...ahora mismo estoy con la lagrimas por mi cara....es que no eeehhh
ResponderEliminarJoooo porque son tan monos Tom y Gi???? es que son demasiados djgsdgklsnmdfhgkomsdhgkndfslhnsdflhknsdjhns`dohj
Que sepas que este fic es triste pero en encanta la manera que tienes de plasmar todooo!!!! y espero que dure muuuuuuchooo!!!
un besazo enorme