miércoles, 29 de junio de 2011

Capítulo 4. POV Gio

(Este capítulo viene con canción, os gustará más si la escucháis. Espero que lo disfrutéis. http://www.youtube.com/watch?v=6gXh6iR5Ogo )

Desde que Sam apareció en mi habitación, el día a día se me había hecho más llevadero. Conectamos enseguida. Nunca perdoné a Carol que la alejara de mí. Pero cuando Doug me dijo que la volvería a ver, mi corazón hizo un gran esfuerzo para que no se apagara justo en aquel momento.

Cuando el doctor me dijo que no podían hacer nada por mí, sentí en el fondo un gran alivio. Por fin volveríamos a estar juntos. Le echaba tanto de menos. Desde el accidente todo se volvió muy oscuro. Mi vida se quedó vacía, ya nada me importaba. Los chicos siempre venían a casa para hacerme compañía, incluso Doug se quedó una temporada conmigo. Y aún se lo sigo agradeciendo. Al principio no quería verles a ninguno, me recordaban demasiado a él. No podía soportarlo. Pero un día Danny vino a casa y me convenció de que les necesitaba a mi lado. Desde ese día empecé a vivir otra vez. Pero ya no era como antes. Ya no reía tanto, e incluso dejé de hacer las cosas de siempre. Quité todas sus fotos. Cambié la cama y pensé en mudarme, pero a la larga me arrepentiría. Aquélla era nuestra casa y siempre lo sería. Habíamos pasado tantos buenos momentos allí. Pero ahora estaba vacía y eso me provocaba angustia un día tras otro. Doug me ayudó mucho. Él tenía su propia familia, pero entendieron que debía estar conmigo. Vivimos juntos mucho tiempo y eso había creado un fuerte vínculo entre nosotros. Siempre éramos los tres: Dougie, Tom y yo. Tom. Pensar su nombre dolía mucho.

La enfermedad había hecho que la gente estuviera más atenta conmigo. Pero yo no quería eso. Sentía ganas de aislarme del mundo, pero ya era vieja y, además, tenía una enfermedad que me impedía hacer cualquier cosa. Cada día que iba al hospital me acompañaba uno de los chicos. Y los tres se portaron muy bien conmigo. No se quejaron en ningún momento. Me daban la mano en todo momento y, sobre todo, no me abandonaron, como hizo él. Sabía que no había sido su culpa, que había sido el camionero que no le vio e hizo que se estampara con el árbol. Pero tampoco podía culparle, había sido un accidente. Pero se había ido, ya no estaba. Todas las noches le chillaba como si estuviera delante de mí y me quedaba dormida entre lágrimas. Pero todo esto había cambiado desde que vi a Sam.

Llevaba mucho tiempo sin sonreír, incluso Doug lo había intentado infinidad de veces, pero nada. En cambio, Sam, en unos pocos minutos, hizo que tuviera ganas de reír, llorar y saltar de alegría. Odiaba el hecho de no poder levantarme de la cama y de no poder empujarla en el columpio como cuando era pequeña. Pero tenía otra oportunidad y, esta vez, no la iba a desperdiciar.

Cuando Sam y el resto se fueron aquel día le pedí a Dougie que fuera al sótano a por la caja que ponía Tom. Le extrañó que le pidiera eso, pero sin decir nada, obedeció. Cuando ya tenía la caja encima de la cama, le dije que la abriera. Empezó a sacar muchos objetos, recuerdos de él, míos y, en general, nuestros. Le dije que sacara una foto en la que salíamos Tom y yo poniendo caras raras. La sacó y me la enseñó. No pude evitar derramar un par de lágrimas. Hacía mucho que no veía esas cosas y, gracias a mi nieta, quise volver a verlas. Dougie cogió un marco sin foto que había en la caja y puso nuestra foto en él. Me gustaba cómo quedaba. Le pedí que lo dejara en la mesa de noche y, así lo hizo. Se acercó a mí y me dio un beso, susurrándome un gracias. Me quedé extrañada, no entendía porque me daba las gracias. Y Dougie me dijo en un tono muy bajo:

- Gracias por volver a vivir.

Me miró fijamente a los ojos y me sonrió. Le intenté devolver la sonrisa, pero me quedé en una media sonrisa. Me dio otro beso y me dejó sola, para que pudiera recuperar aquellos recuerdos que ya creí perdidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario