lunes, 18 de julio de 2011

Capítulo 11. POV Sam

Cuando me desperté vi que mi abuela seguía teniendo la foto entre sus manos. Le miré más atentamente y vi que seguía durmiendo. Me levanté con mucho cuidado y me asomé a la ventana. Ya era de día. Bajé a por mi mochila y me cambié de ropa, me puse algo más cómodo. No se oía nada. Busqué por todas partes a Doug y lo encontré sentado en la terraza leyendo el periódico.

- ¡Buenos días! – dije acercándome a él y abrazándole por la espalda.

- ¡Buenos días Sam! ¿Cuándo te has cambiado de ropa? – preguntó extrañado.

- Ahora mismo, ¿por?

- No, por nada. Ayer subí para ver si todo iba bien y os vi a las dos dormidas. – dijo con una gran sonrisa.

- Sí, creo que las emociones de ayer nos hicieron caer en un sueño muy profundo.

- ¿Has desayunado? Tienes cereales si te gustan.

- Siempre desayuno cereales. ¡Me encantan! – y rió mientras yo me metía en la casa para comer algo. Estaba realmente hambrienta.

Desayuné junto a mi tío. Volvimos a hablar sobre mi abuelo y sus amigos. Me contó alguna anécdota sobre ellos y yo mientras le escuchaba atentamente. Me encantaba escucharle, me contaba cosas muy interesantes y divertidas. Incluso me reveló que en más de una ocasión acabaron todos desnudos y dándose con una toalla. Me empecé a reír como una histérica. Se notaba que los cuatro estaban muy unidos. Ojala hubiera vivido aquella época para haberles visto.

Doug cogió su ordenador y me puso algún video de sus conciertos. Era increíble. Ellos dándolo todo en el escenario y todos sus fans saltando y cantando con ellos. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Después de los conciertos me puso videos de ellos en los que solo hacían tonterías. Yo me reía al verles haciendo el tonto, y mi tío reía al recordar esos momentos tan preciados para él. En el siguiente vi un video en donde estaban felicitando a mi abuelo por su cumpleaños. En ese momento me di cuenta de una cosa.

- ¡La semana que viene es mi cumpleaños! – grité.

- No me acordaba. Hace tanto que no te felicito.

- A mí también se me había olvidado. Esta casa es como una burbuja que te atrapa y te aleja de todo. – dije sonriendo a mi tío.

- Tienes toda la razón. Siempre que he estado en esta casa se me ha pasado el tiempo volando. Y nunca sabía muy bien en qué día estábamos.

Seguimos charlando sobre nuestros cumpleaños y lo que me gustaría hacer para el mío. Le dije que nunca solía hacer nada especial. Doug se encogió apenado y volvió a ponerme esos videos tan divertidos.

El tiempo pasó y se hizo casi la hora de comer. Aunque no quisiera admitirlo, era hora de volver a casa. Subí al cuarto de mi abuela y me despedí con un beso y un volveré muy pronto. Cogí mis cosas y Doug me acercó a casa.

- ¿Te veré pronto? – dijo sin dejar de sonreírme.

- El sábado es mi cumpleaños y me gustaría pasarlo con la abuela y contigo. ¿Te parece? – dije emocionada.

- ¡Me encanta la idea! Pues hasta el sábado. – y me dio un beso en la cabeza a modo de despedida.

Salí del coche y me giré para volver a decirle adiós. Él se alejó y yo me metí en casa. Al otro lado de la puerta estaba mi familia comiendo, pero Tom fue el único que me saludó. Dejó de comer y vino corriendo para abrazarme. Le di un beso y me dirigí a la mesa. Mis padres me dijeron hola sin mirarme y siguieron comiendo. Me senté y terminé de comer con ellos. Cuando acabamos subí al cuarto, quería aprender a tocar otra canción para la abuela. Encendí el ordenador, busqué alguna canción y pensé que sería buena idea aprenderme alguna de mi abuelo. Busqué los acordes y empecé a afinar la guitarra. El sábado iba a ser un día muy especial.

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