domingo, 3 de julio de 2011

Capítulo 6. Parte 1

Había pasado una semana y todo volvía a la normalidad. Anne y yo volvimos a ser grandes amigas y volvimos a tener confianza. Y también estaba Thomas. Cada día me hacía reír. Pasábamos juntos muchas horas, jugando, viendo alguna película o, simplemente, tumbados en el sofá hablando. En cambio, la relación con mi madre iba a peor. Cada vez me hablaba menos y a penas me dirigía la mirada. No entendía su comportamiento, pero decidí dejarlo estar, que se acercara ella cuando quisiera arreglarlo.

Era sábado y no tenía ningún plan. Estaba sola en casa y eso no me gustaba. Después de meditarlo durante un rato, decidí ir a casa de la abuela. El problema era que no sabía exactamente dónde vivía, así que decidí llamar a la única persona que se alegraría de mi llamada, mi tío Dougie.

- ¡Hola Doug! – llevaba toda la semana hablando con él y ya me había acostumbrado a llamarle así. Ya que él me dijo que no le gustaba eso de tío y, muchos menos la palabra abuelo.

- ¡Hola cariño! ¿Cómo estás? Te noto contenta. ¿Qué tal tu día?

- Muy bien, aunque un poco aburrido.

- Vaya, lo siento. ¿No tienes planes para hoy?

- No. Por eso te llamaba. ¿Me puedes decir cómo ir a casa de la abuela? – le pregunté un poco nerviosa, ya que hasta ese momento no la habíamos mencionado ninguno de los.

- ¡Claro! De hecho yo también voy a ir a verla. Si quieres te recojo y vamos juntos. ¡Así le damos una sorpresa! – en la voz se le notaba que estaba muy contento.

- Me parece una gran idea. ¿Sobre qué hora vendrás a recogerme?

- Iba a coger el coche ahora mismo. ¿Te parece bien en una hora?

- Aquí te estaré esperando.

Colgamos y me fui corriendo a la ducha. Abrí el grifo y estuve un buen rato debajo de él, para relajarme. Cuando salí, vi la guitarra, así que decidí decirle a mi abuela que esos últimos días había aprendido a tocar algunos acordes. Me vestí y me fui al salón a ver la tele hasta que llegara Dougie. Me apetecía mucho verle a él y a la abuela, y contarles qué tal me estaba yendo todo. Y en ese momento tuve una gran idea. Fui corriendo a la habitación, cogí mi mochila y metí el pijama y una muda limpia. Cogí la guitarra y volví a bajar al salón. Aún no había pasado la hora, pero Dougie ya había llegado. Agarré las cosas y me dirigí a la puerta, pero en ese instante me acordé de que tenía una familia. Así que les dejé una nota diciendo donde iba a estar y me fui. Saludé a Dougie con la mano y entré en el coche. Se extrañó al ver que llevaba una guitarra y una mochila. Pero solo me sonrió y puso el coche en marcha.

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